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Basta hacer un repaso por las medidas implementadas en los últimos meses: el 20 de marzo se disolvieron 15 unidades operativas y el 10 de abril se decretó la suspensión de presentación de proyectos en ventanilla continua por 90 días hábiles. Ahora, con la reestructuración se eliminarían 4 gerencias, 6 subgerencias, 11 coordinaciones y 9 departamentos. La gerencia de Fomento desaparece y es reemplazada por una subgerencia de “Promoción” con dos objetivos claros según la Junta Interna de ATE: concursos y créditos bancarizados a los que muy pocos podrán acceder. La medida pone en peligro la producción cinematográfica independiente, la creación de documentales y aquellas realizaciones que están por fuera de las lógicas del mercado.

Otra gerencia afectada es la de Fiscalización, que se ocupa de controlar el funcionamiento de la distribución y exhibición, garantiza la cuota de pantalla, recauda impuestos y en los últimos años trabajaba en la posibilidad de gravar a las plataformas. Esta resolución la reduce a departamento y acota sus funciones a la actualización del registro público de la actividad cinematográfica (RPACA). Por otra parte, dejan inoperantes a Cine.Ar TV, Cine.Ar Play, el Cine Gaumont, los Espacios INCAA, Ventana Sur, el Festival de MDQ y otros programas de exhibición. Desde ATE señalan que el gobierno necesita “cerrar todos los canales de producción independiente de conocimiento, ciencia y cultura” porque el cine nacional tiene “una estructura de fomento que el poder político y las grandes productoras no controlan directamente”.

Lxs trabajadorxs informan que vienen soportando “la más despiadada violencia laboral desde que asumió este gobierno”, con ataques, amenazas de cierre, despidos y pases a disponibilidad que generan “incertidumbre, ansiedad y bronca”. Ya se despidió a un tercio del personal y el viernes 254 trabajadorxs (Fomento, Unidad Operativa de Gestión, CAEC, Fiscalización, Exhibición y Audiencias) recibieron notificaciones donde se les comunicaba que quedaban dispensados de su trabajo -con cobro de sueldo- hasta "nuevo aviso" y que pasarían a un proceso de reasignación de funciones. A quienes trabajan en el Gaumont, por ejemplo, se les pidió que no fueran, aún cuando la sala tiene un compromiso de exhibición con el BAFICI. "El ataque a la cultura en general, y al cine nacional en particular, es enteramente político", expresaron.

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