“Me pareció interesante eso porque allí lo que importaba era la historia que se contaba. Aquí en Argentina acaba de salir y antes de la lectura aparece otra cosa: una toma de posición frente a la historia que antecede al encuentro con el libro. Hubo personas que me dijeron: “Qué importante publicar esta historia ahora”. Y otras: “Prefiero buscar otro tipo de historias”. Es curioso cómo el prejuicio actúa antes de la lectura. No soy inocente respecto de esto, de allí la publicación primero en España, pero de cualquier modo lo general de la actitud no deja de sorprenderme” dice el escritor y periodista Federico Bianchini, autor, entre otros libros, de Antártida:25 días encerrado en el hielo con el que obtuvo la beca Michael Jacobs de la Fundación Gabriel García Márquez y ganador de los premios Don Quijote (EFE, Rey de España) y Nuevas Plumas (UDG, Universidad Portátil México.”Más allá del interés histórico político del caso, a partir del cual se derogan las llamadas leyes de la impunidad, me interesaba qué había hecho Claudia cuando la ficción que la rodeaba empezó a diluirse. Tomando aquella frase de Alexievich sobre que ‘a la historia sólo parecen preocuparle los hechos, las emociones quedan siempre marginadas’ intenté entenderla: ¿Cómo puede alguien sobreponerse a la noticia de que todo lo que cree es mentira? Me interesaba, sobre todo, la dimensión existencial de la historia, que transformaba un caso representativo de la crueldad de la dictadura en otra cosa mucho más compleja”.

Todo lo que le sucede a un hombre se le parece, es cierto. Federico Bianchini se encontró con esta historia en 2019, cuando le propusieron de un podcast chileno armar un capítulo sobre un caso de nietos restituidos. Hablando con Clarisa Veiga, que trabaja en prensa de Abuelas de Plaza de Mayo, surgió la posibilidad de entrevistar a Claudia. Clarisa le dijo que Claudia no solía dar notas para medios argentinos pero que si era para Chile seguramente a ella le interesaría debido a que su padre, José Poblete, era chileno. Al poco tiempo se puso en o con Claudia y le propuso encontrarse para tomar un café. A medida que escuchaba su historia, pensó que prefería escribirla a hacer un podcast. La historia tenía muchas aristas, personajes complejos y subtramas que se podrían incluir en un libro.

“Cuando le dije a Claudia que tenía ganas de escribir un libro, me respondió: Yo no puedo prohibirte que hagas un libro con mi historia. Pero le dije que eso no me alcanzaba. Para poder reconstruir ese recorrido emocional, necesitaba que ella tuviera ganas de hacerlo. Como estábamos en el inicio de la pandemia y tampoco podíamos encontrarnos, decidí esperar” dice Bianchini. “Un año después le mandé un mail, contándole por qué quería hacer ese libro y le propuse una nueva entrevista. Así, retomamos el vínculo. Comencé este libro en 2019. Como decía antes, en el medio irrumpió la pandemia y hubo algunas cosas que debieron esperar: la visita guiada al centro clandestino de detención El Olimpo, algunas entrevistas, búsqueda de archivos en hemerotecas, etc. Esos tiempos en los que no pude buscar información me sirvieron para buscar el tono, pensar la estructura, revisar el texto. Seguimos con las entrevistas: pero en todo momento yo tenía en la cabeza su frase de que no podía prohibirme escribir un libro. Temía que en algún momento me dijera: Mejor, no sigamos. Porque, era una decisión, no iba a publicar un libro en contra de su voluntad. Esa frase me acompañó durante todo ese tiempo”.

Unos meses antes de la publicación en España, en octubre de 2023, Federico Bianchini le avisó a Claudia de la edición y que podía mandarle el libro en digital o esperar unos días hasta que le llegara la versión en papel. Claudia prefirió esperar. Unos días después del lanzamiento, el escritor español Juan José Millás hizo una reseña muy elogiosa en su programa, definió el libro como una verdadera joya y le pidió a una de sus productoras que los ara para entrevistarlos. Claudia aceptó; pero le pidió leer antes el libro. “Tres días después salimos en uno de los programas más escuchados de la radiofonía española. Los nervios no eran por la entrevista sino por lo que ella podría comentar, al aire, del libro. Finalmente, antes de responder la segunda pregunta, tuvo la consideración de decir que seguramente yo estaría esperando su opinión y mencionó que lo había leído y le había gustado. El comentario significó un gran alivio”.

Durante la visita guiada al ex centro clandestino de detención El Olimpo, en un momento, Federico Bianchini hizo el ejercicio mental de pensar qué podía deducir a partir de lo que veía. El piso de la pequeña habitación en la que se encontraba era de cemento. A un costado, había una heladera vieja con un calendario de 1976: los meses de junio y julio estaban tachados. No había nada que llamara la atención. No sentía mala vibra, pensamientos ominosos ni nada. Pensó que debía ser una habitación de paso. El guía entró y dijo: “Acá estaba la sala de torturas. El espacio en el que los militares picaneaban a los detenidos”. Y luego: “La materialidad de los lugares habla. Hay que saber escucharla”. Pero en ese cuarto no había nada que hiciera sentir que allí se personificó la maldad humana. No era siniestro, oscuro ni estremecedor. Quizá fuera eso lo más impactante. ¿El horror podía pasar inadvertido? “Sin contexto, ese cuarto sería como cualquier otro cuarto. Sin relato, la historia se diluye”. Tu nombre no es tu nombre es un libro necesario y urgente que nos recuerda, gracias a la excepcional prosa de Federico Bianchini, que se escribe con todo el cuerpo.

Este es un contenido original realizado por nuestra redacción. Sabemos que valorás la información rigurosa, con una mirada que va más allá de los datos y del bombardeo cotidiano.

Hace 38 años Página|12 asumió un compromiso con el periodismo, lo sostiene y cuenta con vos para renovarlo cada día.

Unite a Página|12
Icono de carga
Tu navegador tiene deshabilitado el uso de Cookies. Algunas funcionalidades de Página/12 necesitan que lo habilites para funcionar. Si no sabés como hacerlo hacé CLICK AQUÍ