Imagen: CONICET Fotografía / Verónica Tello 


Una de las claves de este avance se halla en Galtec, la empresa de base tecnológica que el inmunólogo fundó en 2023, que promete cambiar la vida de muchas personas. Otra de las claves se encuentra en la colaboración entre grupos, pues, del avance también participó de manera protagónica la investigadora del Conicet, Ada Blidner; el investigador del Instituto de Histología y Embriología De Mendoza, Diego Croci; los becarios doctorales del Conicet Camila Bach, Joaquín Merlo y Alfredo García; y los investigadores Karina Mariño, del Laboratorio de Glicómica Estructural y Funcional del IBYME, Martín Abba, de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de la Plata, y Fernanda Troncoso, del Instituto de Química y Fisicoquímica Biológicas.

Una buena (en medio de muchas malas)

A pesar de que la investigación se trata de una buena noticia, Rabinovich no deja pasar la oportunidad de ofrecer su perspectiva sobre la situación actual. “Es un trabajo que mandamos a publicar en 2022, la última parte la pudimos hacer con subsidios que nos habían otorgado y porque tenemos fundaciones sin fines de lucro que nos ayudan. La investigación biomédica demanda muchísimo dinero”, aclara.

Luego, brinda su opinión sobre la importancia de un Estado presente que financie el conocimiento científico y la participación de los privados en el campo de la investigación y el desarrollo. “Más allá de las posibilidades que nosotros podamos tener por otros ingresos al laboratorio, la situación es extremadamente compleja. Hay un descuido y una subestimación de la ciencia en Argentina. Nuestro proyecto es un ejemplo: si no hubiera existido el Estado durante tantos años, no hubiéramos podido hacer nada. Pasaron 25 años hasta que los privados se interesaron y decidieron apoyarnos. Es una falacia total el hecho de pensar que, si nosotros hacemos buena ciencia, los privados vendrán a buscarnos. Los privados solo vienen cuando el trabajo está listo y pueden monetizar de inmediato; no financian ideas ni proyectos iniciales”, asegura.

Y remata: “Veo a los pibes, a los jóvenes científicos que se tienen que ir del país porque no les dan oportunidades y me parte el alma. Miro al Gabriel de hace 30 años y automáticamente pienso que si esto me hubiera pasado a mí, no hubiera podido desarrollar este proyecto en Argentina”. 

Este es un contenido original realizado por nuestra redacción. Sabemos que valorás la información rigurosa, con una mirada que va más allá de los datos y del bombardeo cotidiano.

Hace 38 años Página|12 asumió un compromiso con el periodismo, lo sostiene y cuenta con vos para renovarlo cada día.

Unite a Página|12
Icono de carga
Tu navegador tiene deshabilitado el uso de Cookies. Algunas funcionalidades de Página/12 necesitan que lo habilites para funcionar. Si no sabés como hacerlo hacé CLICK AQUÍ