A mediados de mayo, el gobierno provincial informó los resultados de la primera evaluación santafesina de lectura, en el marco del Plan de Alfabetización Santafesino Raíz. El examen, realizado en noviembre del año pasado sobre los alumnos de segundo grado de las escuelas públicas y privadas de la provincia, arrojó que solo uno de cada cuatro alumnos lee bien. Desde el Ministerio de Educación provincial definieron la situación como una “catástrofe educativa” y anunciaron la implementación de un Programa de Apoyo a la Alfabetización de Tercer Grado. El plan consiste en tutorías personalizadas de veinte minutos, dos veces por semana en el ámbito escolar, más una serie de capacitaciones para los docentes y la entrega de materiales didácticos que faciliten la tarea.

En ese marco, este martes Amsafé emitió un comunicado donde cuestionan la decisión “unilateral” del gobierno y ponen en duda los fundamentos pedagógicos de la medida. “A través de este programa, se pretende reforzar la alfabetización de niñas y niños retirándolos de sus aulas para recibir una clase de veinte minutos de duración. Esta medida, además de ser pedagógicamente discutible, resulta estigmatizante, ya que separa a los estudiantes de sus compañeros, compañeras y docentes”, expresa el comunicado. El escrito también cuestiona la decisión de que el refuerzo pedagógico lo realicen profesionales que, por razones de salud, hoy no están frente a las aulas.

“Los que estamos en o con nuestros alumnos nunca fuimos consultados de cómo debería llevarse adelante un proceso de alfabetización”, cuestionó Alonso, en diálogo con Rosario/12

“Si el problema es la alfabetización, primero hay que escuchar a los docentes. Luego armar un programa de alfabetización y, si es necesario algún trabajo personalizado, hay que buscar los cargos genuinos que permitan llevar adelante ese proceso de aprendizaje. No lo pueden hacer compañeras y compañeros a los que el Ministerio de Educación les dijo que no estaban capacitados para estar frente a un grupo de alumnos. El propio ministerio borra con el codo lo que escribió con la mano”, apuntó.

Al respecto, el gremialista explicó que se trata de docentes que presentan alguna patología que les impide estar frente a un grupo de alumnos, entonces se le otorga una tarea diferente, que puede ser de forma transitoria o definitiva. Para llegar a ese diagnóstico, los docentes pasan por una evaluación realizada por una junta médica, que deja asentado los resultados en una ficha lesiográfica. “Todos los compañeros que están en tareas diferentes cumplen funciones en secretaria, o en bibliotecas, u otros espacios que son fundamentales para las escuelas. Ahora el gobierno quiere que cumplan funciones frente a alumnos, algo que ese docente no puede hacer y que así fue definido por el propio gobierno”, criticó.

Por otra parte, Alonso puso el foco en la “estigmatización” que se genera en los alumnos que deben formar parte de este programa: “Lo que estás haciendo es separar al alumno de su grupo. Eso sucede porque se pretende armar un programa de alfabetización sin escuchar a los que estamos en la escuela. Nosotros apuntamos a que un programa de alfabetización cuente con algunas características, como la cantidad de alumnos con los que se trabaja y los materiales que se utilizan. Esto de apartar a los alumnos de un grupo de trabajo no nos parece la mejor estrategia”.

En ese sentido, el referente de Amsafé señaló que el gobierno “toma decisiones unilaterales que afectan al salario” y esa misma dinámica se aplica ahora en cuestiones pedagógicas. “Nos preocupa mucho la sucesión de decisiones tomadas por el gobierno que no son consultadas con los trabajadores de la educación. Los que estamos en la escuela sabemos cómo son los procesos de alfabetización y de qué manera se pueden mejorar los procesos de enseñanza y aprendizaje”, cuestionó.

Críticas a la evaluación

El examen se realizó sobre un universo de 52.926 niños y niñas que cursaron el segundo grado en 2024. En total, fueron evaluados 50.402 alumnos, representando un 95% de asistencia. Los resultados arrojan que el 38,8% de los estudiantes evaluados tiene un perfil prelector principiante, un 36% tiene perfil de principiante y el 25,2% un nivel intermedio fluido. En la desagregación según la situación socioeconómica de los estudiantes, se desprende que en el nivel más bajo, el 58% tiene perfil principiante y prelector. Ese perfil disminuye en el nivel socioeconómico medio (29%) y alto (13%).

En el comunicado, Amsafé señala que los resultados son “cuestionables” a partir de la metodología aplicada. El gremio sostiene que no fueron evaluaciones realizadas en un contexto aúlico, ni tampoco se tiene en cuenta un proceso de aprendizaje a lo largo del tiempo. “Lo que se hizo fue apartar de manera individual a los alumnos de segundo grado en otro salón y con una maestra que no conoce. Le pusieron un grabador adelante, un texto, y en un minuto tenía que decir la mayor cantidad de palabras posibles. Como si la lectura fuera una carrera para ver quién lee más rápido”, detalló Alonso.

En ese sentido, el dirigente gremial consideró que se deben proyectar procesos de aprendizaje que lleven a los estudiantes a leer y comprender lo que están leyendo: “Nos parece que es un método de evaluación totalmente cuestionable, al igual que la interpretación que hace el gobierno de la provincia cuando dice que un porcentaje determinado de alumnos no sabe leer. Eso no es así. Es un grupo determinado de alumnos que no aprobó una evaluación de determinadas características, realizada por el Ministerio de Educación”.  

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