"El poder económico puede tropezar una vez, pero no dos. Nosotros somos los únicos que podemos construir una alternativa cuando esto se desplome, porque esto no tiene final feliz y ellos lo saben", dijo y continuó: "Cuando este monigote de Presidente no le sirva más al poder económico, cuando se caiga, lo que pretenden es que el campo nacional y popular no pueda organizarse", resumió la expresidenta después de leer el fallo de la Corte. "En esta Argentina que gobierna Milei no deja de sorprendernos, porque al cepo del salario le agregaron el cepo al voto popular", opinó.
Luego, la exmandataria se dirigió a los tres jueces de la Corte, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti, y espetó: "Este triunvirato impresentable, son tres monigotes que responden a mandos naturales muy por arriba de ellos: el poder económico concentrado de la Argentina". Ese poder que, recordó "a los pocos días del intento de asesinarme, tituló: 'La bala que no salió, el fallo que sí saldrá'". También lamentó que "a los que se fueron en helicóptero e hicieron el megacanje nadie los haya llamado, ni siquiera, como testigos a declarar", y puntualizó: "Estar presa mientras los Macri y los Caputo pueden caminar sin que nadie les diga nada, es un certificado de dignidad histórica". Para concluir, destacó: "La historia argentina demuestra que a los dirigentes políticos que gobiernan para el pueblo, que logran la distribución del ingreso más equitativa, no los perdonan".
Una extensa jornada
Las actividades en el PJ comenzaron temprano. Los senadores y senadoras habían ingresado a la sede nacional del partido cerca de las diez de la mañana para esperar a la expresidenta. Ella había hablado desde ese mismo lugar la noche anterior. La militancia cantaba efusiva, muchos de ellos, incluso, se habían quedado allí haciendo una vigilia y otros durmieron cerca, en la facultad de sociales de la universidad de Buenos Aires. Cerca de las once de la mañana CFK ingresó por la calle Matheu y abrió el encuentro con los senadores y senadoras al decir que ya sabía "que iba a suceder hoy". Hacía referencia al fallo de la Corte Suprema que fue firmado horas más tarde. Muchos de sus interlocutores ya no podían contener las lágrimas y ella les ordenó: "Nada de llorar. Hay que juntarse y tener un plan, porque hay una crisis de representación, y hay que seducir al voto en blanco desde la legitimidad".
"Cristina nos pidió que estemos al lado de la gente, que le pongamos el cuerpo a los problemas de ellos, que sigamos teniendo responsabilidades institucionales como las hemos tenido hasta ahora y que, además, estemos a la altura de las circunstancias", contó la senadora Juliana Di Tullio al finalizar la reunión. Durante el encuentro, contaron, no faltaron los chistes del senador José Mayans, que generó risas de descompresión, incluso de la expresidenta.
El plan inicial de CFK era encabezar la reunión con el bloque de Senadores y luego regresar a su domicilio en el barrio porteño de Constitución. El rumor generalizado entre la dirigencia por esas horas, más allá de lo que ella creía, era que el fallo se iba a atrasar. Algunos dirigentes de su entorno más íntimo, por ejemplo, opinaban que la Corte esperaría a la semana que viene, que tiene varios días feriados, para buscar la desmovilización popular. Sin embargo, con el correr de las horas el escenario se modificó.
En medio de la reunión, los distintos legisladores empezaron a ver en sus teléfonos una noticia que se replicaba en todos los medios de comunicación: El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, había convocado a sus pares Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti para reunirse desde las 16 y redactar una acordada sobre el expediente conocido como "Vialidad". En ese momento el clima cambió. El espacio destinado en la puerta para que salgan los autos de los funcionarios se desarmó y distintos dirigentes del peronismo, de los movimientos sociales y de los sindicatos comenzaron a llegar a la sede del PJ. También, poco a poco, se iba sumando más y más militancia.
Los sindicatos, que habían convocado una reunión a las 16 en SMATA la cancelaron y ordenaron ir a la sede central del partido. El primero en llegar fue Daniel Catalano, de ATE Capital, luego lo hizo Mario "Paco" Manrique, de SMATA, y también Hugo Yasky, de la CTA. Otra de las que ingresó fue Teresa García, la senadora provincial encargada de la organización de las actividades que hará el partido, y sin titubear dijo: "El peronismo no va a permitir que la vayan a buscar con un patrullero o que la saquen en situaciones indignas". Otros eran menos protocolares y sobre la inminente detención directamente disparaban: "Vamos a sacar a la policía a las piñas si se la quieren llevar a la fuerza".
Pasadas las 15.30 la multitud era cada vez mayor y la calle se encendió con fuerza: "Che gorila, che gorila/ no te lo decimos más/ si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar", cantaban. Entre ellos se comenzaron a mostrar las pantallas de los celulares: Las noticias decían que Rosatti y Rosenkrantz ya habían firmado la condena. Solo faltaba que se pronuncie Lorenzetti. “Magneto compadre, la concha de tu madre”, iban subiendo el tono de los cánticos y también había otros dedicados al expresidente Mauricio Macri "Mauricio Macri la puta que te parió”, entonaban.
Las columnas se abrieron paso porque intentaba ingresar al PJ un auto con los vidrios polarizados. Adentro iba el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. El vínculo con la Cámpora sigue tenso, de hecho, algunos le cantaron al gobernador "Cuánto les falta para entender que no fue magia, nos conduce una mujer", pero desde el entorno de Cristina la actitud de Kicillof de estar presente y asistir al acto de ella la noche anterior les pareció correcta. "Axel estuvo muy bien. Es lógico expresar el acompañamiento, los cánticos y las reacciones son secundarias", expresaban. "Muy bien, Axel", lo palmeaban algunos dirigentes históricos del PJ que lo recibieron al ingresar a la sede del partido. Después de un rato, y de acercar su solidaridad, el gobernador se fue.
"Esta condena es para los sectores de poder. Es un fallo con intereses políticos", señaló por la noche Kicillof en un programa de televisión. En sus redes sociales añadió: "Esta condena termina de consagrar una auténtica infamia. Se trata de un nuevo capítulo en la larga historia de ataques al peronismo y a quienes, como ella, se atrevieron a transformar la Argentina en favor de las mayorías".
Más tarde, avanzó entre la gente otra camioneta polarizada. Esta vez era Sergio Massa. Tal como el día anterior, todas las tribus del peronismo estuvieron representadas. Él iba a encabezar una reunión del Frente Renovador a las 17, pero esos planes también se modificaron y, sin siquiera avisar a su entorno más íntimo, el tigrense se subió a una camioneta y arribó al PJ. Un rato después ingresó caminando la extitular de Aysa y su esposa, Malena Galmarini. Massa estuvo un rato con CFK, que mandaba a su secretario a buscar uno a uno a los dirigentes que quería ver, y después ella encabezó un zoom con dirigentes peronistas de todo el país. También llegó el dirigente social Juan Grabois que opinó: “La detención de Cristina es el inicio de una virtual dictadura”.
Fue en ese momento cuando, minutos antes de que se publicara el fallo, algunos periodistas comenzaron a leer fragmentos del mismo y a decir que la expresidenta ya estaba condenada. Luego llegó la confirmación oficial. "Todos supimos que iba a suceder hoy porque lo fueron adelantando en los medios, que son los autores de este fallo", dijeron en su entorno. En la puerta del PJ montaron un escenario y CFK salió junto a su hijo, Máximo Kirchner, y a la senadora Alicia Kirchner.
Una vez que terminó, se subió a un auto y se dirigió a su departamento en el barrio porteño de Constitución, donde en su entorno confirman que transitará la prisión domiciliaria. Como en una procesión, todos los presentes comenzaron a caminar por la Avenida Rivadavia detrás de ella. "A pesar de las bombas, de los fusilamientos, de los compañeros muertos, los desaparecidos/ no nos han vencido", gritaban. La mezcla de emoción, indignación y bronca no solo era de la militancia, también la compartían los dirigentes que caminaban junto a la multitud. Mientras tanto, intentaban pensar y organizar los próximos pasos a seguir.
Este es un contenido original realizado por nuestra redacción. Sabemos que valorás la información rigurosa, con una mirada que va más allá de los datos y del bombardeo cotidiano.
Hace 38 años Página|12 asumió un compromiso con el periodismo, lo sostiene y cuenta con vos para renovarlo cada día.